Por: Johanna Carolina Bula
Trabajar con los demás suele generar diversas reacciones
en las personas, estas dependen en gran medida de las experiencias previas que se han tenido, pero también tiene mucho de su estructura de personalidad.
Desde esta orilla sabemos lo difícil que puede resultar
generar cohesión, entendimiento, productividad y ni que decir si a esta
experiencia queremos agregarle dos componentes como lo son: aumentar el
aprendizaje y la felicidad. ¿qué cómo así, qué cómo así, qué cómo fue?
Imagine por un momento que no le incrustaron en la mente
que el sufrimiento y que todo lo que nos hace miserables es lo que nos trae
aprendizaje y nos hace valorar, imaginándose ese escenario donde no tiene esta
idea fija, es más fácil hacer el tránsito que permite valorar los aprendizajes
que se dan en la calma, las oportunidades de crecimiento que se dan desde la
paz y por supuesto desde conducirnos desde la ética.
¿qué tal si también partimos del concepto que, así como
yo, los demás también están haciendo lo mejor que pueden con lo que tienen y
con lo que saben? – claro está si sus acciones lo confirman, porque no es
empezar a ver espejismos –
Cuando el punto de partida cambia, cambia nuestra
percepción de la carrera y la forma de conseguir la meta. Es una analogía que
les traigo para que, de una manera vivencial, podamos resignificar el trabajo
en equipo.
EL PAPEL AGUANTA
TODO, LA GENTE ¡NO!
Cuando se quieren conformar equipos de trabajo - por la
necesidad que exista - solemos pasar por alto, que no todas las personas están
capacitadas para hacerlo. y no es para nada salido de contexto, más bien es el
contexto mayoritario que se vive en las empresas de nuestro país. Ya en alguna
oportunidad en mi blog había hablado de “la noción errada de empresa” esas
ideas noveleras en las que los jefes llegan en helicóptero, que los empleados
son graduados de universidades de prestigio, que realizan labores de crucial
importancia para la humanidad, mientras caminan en trajes italianos hechos a la
medida, que mueven miles de millones de dólares, con gastos de representación
equivalentes a la cuota inicial de una casa y resulta que no es más que una
idea novelera. En nuestra realidad, la mayoría de las empresas no son así.
Nuestra realidad habla de empresas pequeñas, con personas
con grados de estudio diversos, muchas que no han tenido la oportunidad de ser
enseñadas en metodologías distintas a “hacer lo que toca”, lideradas por jefes
que hacen con las uñas (no por falta de inteligencia, sino porque tampoco
tuvieron acceso a la educación gerencial) – cosas que pasan en nuestras narices
y queremos negarlas detrás de teorías que se repiten como discurso, pero que no
encuentran eco en sus receptores, porque no se encargan de enseñar desde lo
básico, desde la necesidad especifica e ignoran la diversa realidad empresarial
de su entorno y lo más preocupante se olvidan de las personas de carne y hueso,
que no actúan, ni reaccionan de manera estandarizada.
Esto no es para nada, estar en contra de la preparación y
la formación, es totalmente lo opuesto, estamos aquí para enseñar, aprender y
buscar maneras de acercar conocimientos, desde la humanización de las practica
organizacional a un mayor número de personas. Y si les soy sincera, a través de
la educación y el trabajo poder impactar positivamente en el desempeño de
quienes en este curso me acompañan. Lo maravilloso de aprender algo nuevo, es
que trae beneficios a nivel personal, nos hace sentir valiosos, nos hace crecer
y mejora la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Por eso, es importante aprender a trabajar en equipo,
partiendo de la base que: el papel aguanta todo, la gente ¡no!, es
adaptar lo que nos dice la teoría (que es fundamental) a nuestras necesidades y
organización. Manteniendo siempre presente que trabajamos con personas con
emociones, necesidades, capacidades diferentes y que esto no es malo, que la
homogeneidad debe buscarse en el desempeño de la tarea encomendada, sin que
cada individuo tenga que actuar como copia del otro.
Debemos enseñar que el conflicto es parte de las relaciones interpersonales,
que no es malo y que no me ubica en posición de enemigo frente al otro. Que
pensar diferente puede ser provechoso cuando se usa para tener distintos
enfoques, que den como resultado el alcance de los objetivos propuestos. Que no
podemos desconocer nuestros recursos y que hay que planificar sabiendo que en
cualquier momento hay que echarle mano a la creatividad, porque lo único seguro
que tenemos en la vida, es que en cualquier momento todo cambia y esos cambios
rara vez consultan nuestro cronograma.
¿CÓMO PASAR DE “UN
MAL NECESARIO” A “UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO”?
Desde esta orilla sabemos lo complejo que puede resultar
formar equipos de trabajo y que las personas que lo conforman se sientan a
gusto y se logren alcanzar los objetivos propuestos, en la mayoría de las
circunstancias la conformación de estos equipos se sentirá una imposición y hasta
un dolor de cabeza, por eso creo que es conveniente preparar a las personas
tanto en la importancia de enseñar a trabajar en equipo, como en la importancia
de saber hacerlo.
Una estrategia que suele tener buenos resultados, en esta
práctica que llamo “humanizar los procesos organizacionales” es decirles a las
personas de manera clara qué se espera de ellas y por supuesto qué se espera
del equipo.
Empiece por explicar los beneficios que proporciona el
trabajo en equipo y describa la importancia que tienen las oportunidades de
crecimiento:
·
Mejora de la sensación de bienestar: Cuando
uno se esfuerza por crecer como individuo, puede mejorar su sensación de
bienestar. Trabajar activamente para conseguir objetivos y ampliar sus
capacidades es una buena sensación. Cuanto más sepa hacer, más autosuficiente
será. Esto puede aumentar los sentimientos de felicidad y logro.
·
Mejor rendimiento laboral: Tener un
conjunto más amplio de habilidades le permite hacer mejor su trabajo. Por eso
es tan importante buscar formas de crecer. Cuando un empleador le ofrece
oportunidades de crecimiento, es posible que también se sienta más leal a la
empresa y trabaje más. Al ofrecer estas oportunidades, los empresarios aumentan
la productividad y reducen las tasas de rotación de personal.
·
Menos estrés y ansiedad: Saber hacer
bien su trabajo puede reducir la sensación de estrés y ansiedad. Cuando tienes
espacio para crecer, ya no tienes que preocuparte por las barreras en tu
carrera. Si buscas nuevas experiencias y oportunidades para desarrollar tus
habilidades, puedes sentirte más seguro en tu carrera.
·
Mayor satisfacción en el trabajo: Cuando
sientes que estás progresando en tu carrera, tiendes a sentirte mejor sobre
dónde estás en la vida. Si acaba de obtener un nuevo ascenso o responsabilidades
adicionales en el trabajo, estos logros pueden ayudarle a continuar con el
siguiente paso en su carrera.
·
Más autoestima y confianza en sí mismos: Probar
cosas nuevas es una forma estupenda de aumentar la confianza en uno mismo.
Decirte a ti mismo que eres capaz de todo es una forma de mejorar tu
autoestima.
Sería importante evaluar el funcionamiento de los equipos
de trabajo, es un proceso de mejora constante que trae beneficios personales y
colectivos, puesto que nuestras habilidades personales van creciendo con el
aprendizaje y la práctica.
Felicitar por el esfuerzo, por las metas conseguidas, por
el crecimiento personal contribuye a la sensación de bienestar y refuerza la
autopercepción.
Agradecer el compromiso, nos ubica en una posición más
humana y nos acerca a generar sinergias entre los miembros.
Una de las realidades empresariales con las que nos vamos
a encontrar es que nuestra organización no podrá permitirse no contar con ciertas
personas para realizar lo que se necesita y quizá esa selección que se nos
indica de acuerdo a afinidad con la tarea va a ser imposible de encontrar (por
ser una empresa pequeña o cualquier otro motivo). A veces no nos va a gustar la
tarea que se nos ha encomendado, y aquí viene la inteligencia emocional de cada
individuo y los compromisos que se asumen en la vida adulta, pues para nadie es
un secreto que es imposible “enamorarse” de cuanta labor y causa, pero si es
posible poner todo nuestro empeño y conocimiento en hacerla posible.
Habrá personas difíciles, incluso habrá quienes se
sientan incomodos de principio a fin con las dinámicas de trabajo en equipo y
saben qué: también está bien. Siempre y cuando sus actitudes no resulten en
comportamientos tiránicos, agresivos o que dificulten la tarea encomendada.
Pero de que aprende algo, aprende algo; de eso estoy segura.
Son varias las maneras que están a nuestro alcance para
que eso que se ve como un mal necesario pueda llegar a ser considerado como lo que
debería: UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO.
1. AUMENTO DEL APRENDIZAJE Y LA FELICIDAD
Una de las consecuencias lógicas de las oportunidades de
crecimiento es el aumento del aprendizaje, el trabajo en equipo nos hace
involucrarnos en las metas de los demás y nos exige un nivel de cumplimiento
personal, pues la labor individual, así como puede contribuir, puede afectar.
Plantearnos retos, poner nuestro conocimiento,
experiencia, procurar el más óptimo de los desempeños debe estar acompañado de
la mejora continua de las destrezas personales, del manejo de las emociones y
de comportamientos éticos, pues trabajar con malas personas, no es fácil, de
hecho, no es deseable. Procuremos no ser la piedra en el zapato de los demás.
En ocasiones, el mayor reto de los equipos de trabajo, no es lograr los
objetivos, es lidiar con sus miembros.
La felicidad laboral existe y puede llegar a
experimentarse, quiero que recuerdes la sensación de lograr lo que te propones,
la sensación que te invade cuando caes en cuenta que en algún aspecto de tu
vida eres una mejor persona. También quiero que veas los beneficios en los
demás, la mejora en el desempeño del otro. Cuando la relación entre los
compañeros se fortalece, sin que esto implique lazos de amistad. Cuando los
índices de estrés se reducen, cuando se reconocen los aportes, cuando valoro a
los demás y estos me valoran a mí. Esos son ejemplos de cómo se ve la felicidad
en los entornos laborales a través de fomentar el trabajo en equipo.
¿Y por qué es un importante para una organización la
felicidad? Porque los entornos que logran mayores grados de cohesión, impactan
de manera positiva en los individuos. Estos se sienten valorados, empoderados y
potencia el crecimiento personal facilitando conseguir las metas y objetivos
propuestos.
¿Y en términos económicos por que es importante para una
organización la felicidad? Pues porque las personas felices aumentan la
productividad.
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HISTORIA DE LA EMPRESA.
(s.f.). Oportunidades de crecimiento: Qué son y por qué son importantes.
Obtenido de https://historiadelaempresa.com/oportunidades-de-crecimiento