viernes, 11 de noviembre de 2022

TRABAJAR CON LOS DEMÁS

 


Por: Johanna Carolina Bula


Trabajar con los demás suele generar diversas reacciones en las personas, estas dependen en gran medida de las experiencias previas que se han tenido, pero también tiene mucho de su estructura de personalidad.

Desde esta orilla sabemos lo difícil que puede resultar generar cohesión, entendimiento, productividad y ni que decir si a esta experiencia queremos agregarle dos componentes como lo son: aumentar el aprendizaje y la felicidad. ¿qué cómo así, qué cómo así, qué cómo fue?

Imagine por un momento que no le incrustaron en la mente que el sufrimiento y que todo lo que nos hace miserables es lo que nos trae aprendizaje y nos hace valorar, imaginándose ese escenario donde no tiene esta idea fija, es más fácil hacer el tránsito que permite valorar los aprendizajes que se dan en la calma, las oportunidades de crecimiento que se dan desde la paz y por supuesto desde conducirnos desde la ética.

¿qué tal si también partimos del concepto que, así como yo, los demás también están haciendo lo mejor que pueden con lo que tienen y con lo que saben? – claro está si sus acciones lo confirman, porque no es empezar a ver espejismos –

Cuando el punto de partida cambia, cambia nuestra percepción de la carrera y la forma de conseguir la meta. Es una analogía que les traigo para que, de una manera vivencial, podamos resignificar el trabajo en equipo.


EL PAPEL AGUANTA TODO, LA GENTE ¡NO!

Cuando se quieren conformar equipos de trabajo - por la necesidad que exista - solemos pasar por alto, que no todas las personas están capacitadas para hacerlo. y no es para nada salido de contexto, más bien es el contexto mayoritario que se vive en las empresas de nuestro país. Ya en alguna oportunidad en mi blog había hablado de “la noción errada de empresa” esas ideas noveleras en las que los jefes llegan en helicóptero, que los empleados son graduados de universidades de prestigio, que realizan labores de crucial importancia para la humanidad, mientras caminan en trajes italianos hechos a la medida, que mueven miles de millones de dólares, con gastos de representación equivalentes a la cuota inicial de una casa y resulta que no es más que una idea novelera. En nuestra realidad, la mayoría de las empresas no son así.

Nuestra realidad habla de empresas pequeñas, con personas con grados de estudio diversos, muchas que no han tenido la oportunidad de ser enseñadas en metodologías distintas a “hacer lo que toca”, lideradas por jefes que hacen con las uñas (no por falta de inteligencia, sino porque tampoco tuvieron acceso a la educación gerencial) – cosas que pasan en nuestras narices y queremos negarlas detrás de teorías que se repiten como discurso, pero que no encuentran eco en sus receptores, porque no se encargan de enseñar desde lo básico, desde la necesidad especifica e ignoran la diversa realidad empresarial de su entorno y lo más preocupante se olvidan de las personas de carne y hueso, que no actúan, ni reaccionan de manera estandarizada.

Esto no es para nada, estar en contra de la preparación y la formación, es totalmente lo opuesto, estamos aquí para enseñar, aprender y buscar maneras de acercar conocimientos, desde la humanización de las practica organizacional a un mayor número de personas. Y si les soy sincera, a través de la educación y el trabajo poder impactar positivamente en el desempeño de quienes en este curso me acompañan. Lo maravilloso de aprender algo nuevo, es que trae beneficios a nivel personal, nos hace sentir valiosos, nos hace crecer y mejora la percepción que tenemos de nosotros mismos.

Por eso, es importante aprender a trabajar en equipo, partiendo de la base que:  el papel aguanta todo, la gente ¡no!, es adaptar lo que nos dice la teoría (que es fundamental) a nuestras necesidades y organización. Manteniendo siempre presente que trabajamos con personas con emociones, necesidades, capacidades diferentes y que esto no es malo, que la homogeneidad debe buscarse en el desempeño de la tarea encomendada, sin que cada individuo tenga que actuar como copia del otro.
Debemos enseñar que el conflicto es parte de las relaciones interpersonales, que no es malo y que no me ubica en posición de enemigo frente al otro. Que pensar diferente puede ser provechoso cuando se usa para tener distintos enfoques, que den como resultado el alcance de los objetivos propuestos. Que no podemos desconocer nuestros recursos y que hay que planificar sabiendo que en cualquier momento hay que echarle mano a la creatividad, porque lo único seguro que tenemos en la vida, es que en cualquier momento todo cambia y esos cambios rara vez consultan nuestro cronograma.


¿CÓMO PASAR DE “UN MAL NECESARIO” A “UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO”?

Desde esta orilla sabemos lo complejo que puede resultar formar equipos de trabajo y que las personas que lo conforman se sientan a gusto y se logren alcanzar los objetivos propuestos, en la mayoría de las circunstancias la conformación de estos equipos se sentirá una imposición y hasta un dolor de cabeza, por eso creo que es conveniente preparar a las personas tanto en la importancia de enseñar a trabajar en equipo, como en la importancia de saber hacerlo.

Una estrategia que suele tener buenos resultados, en esta práctica que llamo “humanizar los procesos organizacionales” es decirles a las personas de manera clara qué se espera de ellas y por supuesto qué se espera del equipo.

Empiece por explicar los beneficios que proporciona el trabajo en equipo y describa la importancia que tienen las oportunidades de crecimiento:

·         Mejora de la sensación de bienestar: Cuando uno se esfuerza por crecer como individuo, puede mejorar su sensación de bienestar. Trabajar activamente para conseguir objetivos y ampliar sus capacidades es una buena sensación. Cuanto más sepa hacer, más autosuficiente será. Esto puede aumentar los sentimientos de felicidad y logro.

·         Mejor rendimiento laboral: Tener un conjunto más amplio de habilidades le permite hacer mejor su trabajo. Por eso es tan importante buscar formas de crecer. Cuando un empleador le ofrece oportunidades de crecimiento, es posible que también se sienta más leal a la empresa y trabaje más. Al ofrecer estas oportunidades, los empresarios aumentan la productividad y reducen las tasas de rotación de personal.

·         Menos estrés y ansiedad: Saber hacer bien su trabajo puede reducir la sensación de estrés y ansiedad. Cuando tienes espacio para crecer, ya no tienes que preocuparte por las barreras en tu carrera. Si buscas nuevas experiencias y oportunidades para desarrollar tus habilidades, puedes sentirte más seguro en tu carrera.

·         Mayor satisfacción en el trabajo: Cuando sientes que estás progresando en tu carrera, tiendes a sentirte mejor sobre dónde estás en la vida. Si acaba de obtener un nuevo ascenso o responsabilidades adicionales en el trabajo, estos logros pueden ayudarle a continuar con el siguiente paso en su carrera.

·         Más autoestima y confianza en sí mismos: Probar cosas nuevas es una forma estupenda de aumentar la confianza en uno mismo. Decirte a ti mismo que eres capaz de todo es una forma de mejorar tu autoestima. (HISTORIA DE LA EMPRESA, s.f.)

Sería importante evaluar el funcionamiento de los equipos de trabajo, es un proceso de mejora constante que trae beneficios personales y colectivos, puesto que nuestras habilidades personales van creciendo con el aprendizaje y la práctica.

Felicitar por el esfuerzo, por las metas conseguidas, por el crecimiento personal contribuye a la sensación de bienestar y refuerza la autopercepción.

Agradecer el compromiso, nos ubica en una posición más humana y nos acerca a generar sinergias entre los miembros.

Una de las realidades empresariales con las que nos vamos a encontrar es que nuestra organización no podrá permitirse no contar con ciertas personas para realizar lo que se necesita y quizá esa selección que se nos indica de acuerdo a afinidad con la tarea va a ser imposible de encontrar (por ser una empresa pequeña o cualquier otro motivo). A veces no nos va a gustar la tarea que se nos ha encomendado, y aquí viene la inteligencia emocional de cada individuo y los compromisos que se asumen en la vida adulta, pues para nadie es un secreto que es imposible “enamorarse” de cuanta labor y causa, pero si es posible poner todo nuestro empeño y conocimiento en hacerla posible.

Habrá personas difíciles, incluso habrá quienes se sientan incomodos de principio a fin con las dinámicas de trabajo en equipo y saben qué: también está bien. Siempre y cuando sus actitudes no resulten en comportamientos tiránicos, agresivos o que dificulten la tarea encomendada. Pero de que aprende algo, aprende algo; de eso estoy segura.

Son varias las maneras que están a nuestro alcance para que eso que se ve como un mal necesario pueda llegar a ser considerado como lo que debería: UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO.


1.    AUMENTO DEL APRENDIZAJE Y LA FELICIDAD

Una de las consecuencias lógicas de las oportunidades de crecimiento es el aumento del aprendizaje, el trabajo en equipo nos hace involucrarnos en las metas de los demás y nos exige un nivel de cumplimiento personal, pues la labor individual, así como puede contribuir, puede afectar.

Plantearnos retos, poner nuestro conocimiento, experiencia, procurar el más óptimo de los desempeños debe estar acompañado de la mejora continua de las destrezas personales, del manejo de las emociones y de comportamientos éticos, pues trabajar con malas personas, no es fácil, de hecho, no es deseable. Procuremos no ser la piedra en el zapato de los demás. En ocasiones, el mayor reto de los equipos de trabajo, no es lograr los objetivos, es lidiar con sus miembros.

La felicidad laboral existe y puede llegar a experimentarse, quiero que recuerdes la sensación de lograr lo que te propones, la sensación que te invade cuando caes en cuenta que en algún aspecto de tu vida eres una mejor persona. También quiero que veas los beneficios en los demás, la mejora en el desempeño del otro. Cuando la relación entre los compañeros se fortalece, sin que esto implique lazos de amistad. Cuando los índices de estrés se reducen, cuando se reconocen los aportes, cuando valoro a los demás y estos me valoran a mí. Esos son ejemplos de cómo se ve la felicidad en los entornos laborales a través de fomentar el trabajo en equipo.

¿Y por qué es un importante para una organización la felicidad? Porque los entornos que logran mayores grados de cohesión, impactan de manera positiva en los individuos. Estos se sienten valorados, empoderados y potencia el crecimiento personal facilitando conseguir las metas y objetivos propuestos.

¿Y en términos económicos por que es importante para una organización la felicidad? Pues porque las personas felices aumentan la productividad.


CURSO VIRTUAL: TRABAJO EN EQUIPO

 https://academiaabellobulalaw.wisboo.com/courses/trabajo-en-equipo-aumentando-el-aprendizaje-y-la-felicidad

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HISTORIA DE LA EMPRESA. (s.f.). Oportunidades de crecimiento: Qué son y por qué son importantes. Obtenido de https://historiadelaempresa.com/oportunidades-de-crecimiento


martes, 8 de noviembre de 2022

¿CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES?

 



Por: JOHANNA CAROLINA BULA 


Manejar de manera adecuada la comunicación asertiva dentro de una empresa, trae consigo una mejora en varios aspectos, dentro de los que cabe destacar: la tan anhelada productividad; mejora las relaciones interpersonales; reduce el estrés; facilita el flujo de información y esto conlleva a la reducción de errores que tanto dolor de cabeza pueden generar.

Hacer de la comunicación asertiva parte de la cultura corporativa, solo comporta beneficios, mejora la relación con los proveedores, con los clientes, con los colaboradores, incluso genera cambios más allá del ámbito laboral, pues se replica en la vida personal impactando de manera positiva en todas las relaciones interpersonales. 


¿CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES?


Empezando con la comunicación que tienes contigo mismo:

1.    Háblate con respeto hasta que se te vuelva costumbre

2.    Háblale con respeto, consideración y empatía a las personas con las que convives

3.    Entiende de una buena vez que la franqueza no es excusa para los malos tratos, ni para las faltas de respeto. Pensar antes de hablar lo resume.

4.    Ya estás muy grande para anclarte en el “yo soy así”. puedes escoger mejorar.

5.    No dejar que la voz del auto sabotaje te estanque. Todos hemos sentido miedo.

6.    Confía en ti, en lo que eres y lo que aportas. Si sientes que eso puede ser mejor, hazlo.

7.    Ser claro en lo que quieres y no quieres, pues nadie es brujo para adivinarlos

8.    Darse las palmadas uno mismo, también es válido, solo tú sabes el esfuerzo que se requiere moldearte a ti mismo.

 

A partir de ejercicios que se leen rápido y que pueden hasta sonar como ejercicio de kínder, está un gran reto y es el poder a pesar de las circunstancias comportarte y conducirte cada día de manera más asertiva, pues en la teoría todo se vale, pero la realidad es la que pone a prueba lo que interiorizamos.


 ¿CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN INTERNA EN LAS ORGANIZACIONES?

1.    Empieza a ver con bondad la persona humana detrás de los títulos jerárquicos

2.    Tener presente que nadie merece sentir que su voz y opinión no importa, pues desde su perspectiva y labor puede notar muchas cosas que quizá puedan hacerse de una manera más óptima.

3.    La información que no se sabe dar, es el preámbulo a errores que cuestan, así que sé preciso en las indicaciones.

4.    Pregunta si lo que dijiste quedó claro, esos minutos de repetición, pueden ser un ahorro.

5.    Intenta (porque sé que es difícil) que las situaciones no te saquen de tu centro, una cabeza calmada da mejores respuestas

6.    Habla un lenguaje que tus colaboradores entiendan, de nada sirve copiar planes de comunicación de empresas diferentes a la tuya, si los tuyos no lo entienden. Adaptación le llaman

7.    Nadie se las sabe todas, aprende y enseña.

8.    Que no te digan que a los adultos no se les enseña con plastilina, si es lo que a tu empresa le funciona, ¡adelante! 


¿CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN EXTERNA EN LAS ORGANIZACIONES?

1.    Tus clientes, proveedores y entorno no saben ni tus males, ni tus dolencias, así que involúcralos en tu proceso, en especial en los momentos de dificultad. Todos estamos tratando de salir adelante

2.    Si ha habido un problema no esperes que lleguen a ti con su mejor actitud (a menos que hayan trabajado en mejorar, como lo estás haciendo tú), así que intenta ser quien mantenga la calma

3.    El enojo que puedan manifestar no es contigo, es con la situación, tu solo eres la representación de eso. No lo tomes personal

4.    Hazles saber lo mucho que aprecias y valoras la relación comercial que con ellos tienes

5.    Sé participe de sus logros, felicitándolos y se una mano cálida en los momentos no tan buenos, dejándoles saber que cuentan con tu apoyo.

 

Y como anotación les diría: Aprende en la calma y demuéstralo en las crisis, esas que ya has hecho la labor de anticipar. 


Curso disponible: comunicación empresarial asertiva 

https://academiaabellobulalaw.wisboo.com/courses/comunicacion-organizacional-asertiva-903181e5-dd42-46dc-8484-239d58930c44







miércoles, 2 de noviembre de 2022

NADA MÁS DIFICIL.

 


Nada más difícil que defender la ética y las buenas practicas a nivel empresarial, es más complejo cuando nos referimos a hacerlo en un país como el nuestro que se enorgullece de su “malicia indígena” que suele estar asociada a aprovecharse de personas o situaciones para obtener un beneficio propio, sin importar el perjuicio que se pueda estar ocasionando. Sentirse orgulloso de actuar así es de entrada un mal presagio.

Solemos decir con ingenuidad que a quien actúa mal, le va mal; sin embargo, sabemos que no es así, que ese cuento nadie se lo termina de comer porque la realidad nos dice todo lo contrario y aunque duela a los que actúan mal, suele irles muy bien

Este mundo se ha volcado a un fanatismo hacia las malas personas y a las conductas delincuenciales, volviéndose casi que metas aspiracionales, cosa riesgosa y preocupante, pues estamos ante una gran cantidad de personas que no han actuado en contra de la ley, por no habérsele presentado la oportunidad pero que, de surgir, la tomarían sin pensarlo mucho.

Toda esta perorata viene de los episodios que a nivel empresa se tienen que enfrentar casi que diariamente, prácticas que están enquistadas en las organizaciones y que no son más que el reflejo grotesco de la carente ética que adolecen las personas y que llevan consigo a las organizaciones donde trabajan, sin importar el tamaño que estas tengan.

No deja de resultar curioso como se piden cadenas perpetuas para los delincuentes, castigos medievales y que se les desconozcan todos sus derechos humanos, sin caer en cuenta que cometer delitos corporativos te pone el rotulo de delincuente.

Es curioso ¿no? Como se desean los peores males para las conductas de los “otros”, pero no les da para reconocer lo lesivas de las propias.

Quizá adolezco de ingenuidad (porque sí, soy una pendeja convencida que hay que hacer las cosas bien, por ética, por principios y no aparentar hacerlas bien, para encubrir todo lo que se está haciendo mal) pero llega el punto de ser intolerable como se quieren alcanzar objetivos sin importar lo que cueste y no me refiero a esfuerzo, a trabajo duro-. Ya a estas alturas ustedes saben a qué me refiero.

 

 Duele ver que, en el mundo empresarial, ese mundo que se ufana de transformar la vida de la gente, saber que en la realidad es un nido de víboras en el que a la brava hay que sobrevivir, porque la gente lo que menos aspira es a comportarse de manera apropiada.

Los malos ganan, los malos personificados en consultores que te dicen que han hecho sus negocios pagando “coimas” y “que tranquilo que normal, que eso todo el mundo lo hace” – una excusa demasiado barata, que pretende simular una conciencia. Pero vaya que esos son los que triunfan, cortesía del silencio del que se aseguran porque la maldad (sí, eso es maldad) de las que uno anticipa son capaces, puede perjudicar eso que a uno tanto le ha costado hacer bien. Y ejemplos como ese abundan y nos sobrepasa el impacto de sus consecuencias que golpean a sujetos de especial protección y a todo el que esté a su alcance y paso y que nos impiden el progreso como sociedad y país.

Personificados también en empresas que de manera sistemática cometen delitos y que parte de su cultura empresarial – evidentemente no la que ponen en hermosos cuadros de adorno – es una cultura del delito y del delincuente.

¿Dónde quedó la ética? En un rincón detrás de papeles que explican procesos infalibles en contra de la naturaleza humana, queda de justificación para expedir leyes que les digan eso que ya saben y que a bien tienen ignorar. Queda en la conciencia de muy pocos que no se dejan corromper y en la conciencia de los que por asegurar el pan acceden a participar de esas prácticas, porque la necesidad tiene cara de perro. Queda en negocios que no se realizan porque no se da el “regalito” y porque a casi nadie le gusta hacer negocios con gente “sin visión” (la supuesta visión esa que te catapulta como “un crack” si eres capaz de romper cuanta regla y ley haya)

Porque la inteligencia de la que hacen gala, les da para la maldad y para lo torcido, para joder al otro y sentir placer y orgullo de haberlo hecho.

Porque hacer el bien y actuar desde principios es una vaina que hace rato paso de moda, pero que debe ponerse en las campañas de marketing y que debe estar en mamotretos de documentos que terminan sirviendo para acumular polvo.

A los malos les va bien, porque la maldad rara vez puede ser combatida si no hay voluntad personal de empezar por uno mismo y conducirse desde la legalidad, la ética, los principios y la transparencia.  No es la clase de conclusión con la que deba uno sentirse cómodo, es más deja peor sabor de boca que un café quemado, pero es una realidad que, si no se enfrenta, si no se le pone un alto, seguirá imperando con las devastadoras consecuencias que a ninguno le es extraña.

Necesitamos más gente incomoda – esas personas maravillosas y extrañas que no intentan perjudicar a nadie, que quieren crecer sin fregar a nadie, que intentan no caer en la tentación de olvidar la ética en los negocios con tal de obtener beneficios personales que perjudican a otros, esas que quieren hacer empresa y contribuir de manera positiva al país.

 

 

 

 

martes, 15 de marzo de 2022

LOS Y LAS JEFES, SON HUMANOS

 

Con mucha frecuencia, leemos y pretendemos que las personas que ostentan el cargo de “jefes” y “jefas” sean el modelo perfecto de estabilidad mental, liderazgo, que tomen decisiones infalibles, que sean como un almíbar con los suyos e implacables con proveedores y competidores

Se esperan tantas cosas, que los seres humanos normales, raramente son todo el tiempo. Se les exige a personas normales, convertirse en budas, mientras el resto se mantiene en su cómoda humanidad, libre de estas exigencias, ¡los y las jefes son humanos!

De acuerdo a la definición:

El jefe es la cabeza de una organización. Se trata de una persona que se encuentra en el puesto superior de una jerarquía y que tiene las facultades necesarias para mandar a sus subordinados. (DEFINICION.DE, s.f.)

Y es que no me malinterpreten, no estoy diciendo que se tengan que aguantar energúmenos, arbitrarios, violentos, ni nada que se le parezca. Pero si pido algo de comprensión en la dimensión humana y personal a esos seres, que haciendo lo mejor que pueden, no son perfectos.

Las y los jefes, en general, han sido objeto de duras críticas, cortesía de algunos que personifican la viva imagen de un ser tiránico, despiadado, carente de todo sentido de empatía; pero aterrizando a la realidad, no todos son así, sin embargo, a todos se les quiere encasillar … ni que decir, juzgar, porque les han repetido que quienes ostentan posiciones de jefes o directivos, deben ser una especia de buda empresarial.

No estaría de más, recordar que esas personas son como tú y como yo, seres de carne y hueso, con emociones que a veces saben o no manejar; que tienen una vida personal, familiar; que son padres, amigos, hermanos, pareja.

Que también, como tú, pasan por situaciones difíciles en su vida fuera del ámbito laboral.

Que llegan a trabajar sin haber dormido, por atender un familiar enfermo, una emergencia, por sentirse mal.

Quieren tirar la toalla, de vez en cuando, igual que todos, porque como a todos, de vez en vez les gana la desesperanza

Sienten cansancio, hambre, frustración, miedo; batallan con traumas; con corazones rotos

Cargan sobre sus espaldas responsabilidades; también tienen sueños que, en vez de acercarse, se alejan

También quieren ser escuchados por respeto y no por obligación

Les encantaría no ser el blanco de tantas críticas malintencionadas, de chismes. Porque en la vida laboral, como en el deporte: todos parecen saber más y como hacerlo mejor, que aquellos que están jugando; porque desde la comodidad de la crítica todos somos expertos.

viernes, 11 de febrero de 2022

La noción errada de empresa

 


Hay una idea en la mente de muchas personas, bastante alejada de la realidad… empezando así, podría estar refiriéndome a casi cualquier cosa… pero en este caso es a la idea de “empresa” que tienen en la cabeza. 

En este país tan propenso al odio, que adolece de unos políticos insufribles y que padece de una cultura novelera bastante pendeja, juntos han satanizado a las empresas y a los empresarios, recreando escenarios y estereotipos ilusorios.

Todo esto, ha contribuido para propagar un odio visceral, de público conocimiento, hacia todas esas “horribles empresas y empresarios”, porque dejándose meter los cinco dedos de la mano en la boca, se comieron completico el cuento de que todas las “empresas y empresarios” en este país son una especie de colectivo millonario, que tienen sus operaciones en enormes fábricas y edificios con pisos de mármol, escritorios lujosos, veintenas de asistentes, vehículos de alta gama disponibles para los “jefes”; almuerzos y cenas para discutir acuerdos comerciales de grandes cantidades de dinero; viajes de fin de semana a lugares paradisiacos para hablar de proyectos; botellas de champaña y whiskey presentes como si fueran vive cien… Y así, se encuentra fijado en la imaginación de muchas personas, esa idea de dueños de empresa, cual protagonista de novela turca, viviendo en casas donde el lujo es la constante, con walk-in closet de serie de Discovery home and health, piscina al infinito y avión privado.

Y no sé si es que ignoran que, en un gran porcentaje, ni las empresas, ni los empresarios que quieren catalogar como la plaga del país, son como creen o tienen lo que les atribuyen tener, repito, eso que aseguran odiar y se han apropiado como credo acabar, no son más que inventos.

La mayoría de las empresas de este país, son levantadas con sacrificio; que de exceso tienen son impuestos y deudas bancarias; que se mantienen con nóminas no superiores a 15 personas, (sin olvidar mencionar a las empresas más pequeñas o a las empresas unipersonales) que apuradas solo pueden ofrecer una despedida de fin de año, a la que se le crea casi que una alcancía, para intentar dar lo mejor y agradecer por un año más de supervivencia comercial.

Las empresas de este país, son esas que muchos prefieren llamar “pequeño negocio”, el gran número de empresarios, está compuesto por personas que se movilizan a pie, en bicicleta, bus, taxi, en carro pagado con préstamo. Con dueños, que desayunan lo mismo que usted, que llegan a trabajar después de dejar a los niños en el colegio, que se rascan la cabeza con cada recibo, que hace años no pueden permitirse un fin de semana en una ciudad distinta a la suya, que remiendan el calzado, que hacen la función de 3 y 5 porque no hay para más y con las mismas regresan a su casa, a cumplir con deberes de aseo, organización y lo que corresponda.

Que si bien, si existen esos empresarios casi que, de novela, con oficinas de ensueño, y proyectos millonarios, y que los habrá buenas y malas personas, así como los hay en todos lados, empresarios pequeños, medianos o grandes; porque la ética no tiene nada que ver con la plata que se tiene en el bolsillo.

La revolución industrial ya pasó, si bien, tenemos muchísimas cosas que seguir mejorando, estas no se van a dar, multiplicando el número de empresas cerradas a nombre de una supuesta igualdad, que hiede a venganza.

La literatura de todas las épocas y la transmisión de conocimiento está disponible hoy más que nunca, pero el sentido común parece haberse perdido, no se deberían sentar posiciones radicales, basadas en textos, que ya no corresponden al tiempo presente, a la realidad comercial, política, económica, y que desconocen los derechos que se han alcanzado.

No se puede seguir deseando la quiebra, no solo de empresas, si no de esfuerzo, de sueños.

Que no sigan llenándole la cabeza de absurdos, con esas fantasías sacadas de ciertos políticos y novelas, de que las empresas, en general, sin distinción entre ninguna, son conglomerados de negocios multimillonarios, centros de corrupción y explotación, con dueños arribistas e inescrupulosos y deje de repetir arengas carentes de todo sentido de que las empresas y los empresarios son un mal que hay que acabar.

Esa panadería de la esquina de su casa, es una empresa; la ferretería del compadre, es una empresa; la imprenta que tiene al frente es una empresa, el restaurante donde compra el corrientazo y le dan la ñapa, es una empresa … ¡ya ve!, ahí hay gente que trabajando como sabe, con lo que tiene y puede, intenta salir adelante.

Las empresas no son ni la causa de todos los males, ni un mal necesario, son una realidad, a través de la cual hay desarrollo económico, personal y social. Quien logra hacer mucho dinero de forma lícita con su empresa, no es un enemigo al que hay que acabar. Ni todo rico es corrupto, ni todo pobre es honrado, ya es hora de dejar de generalizar y tomar como ley, dichos populares que carecen de fundamento.

 

 

 

 

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