martes, 15 de marzo de 2022

LOS Y LAS JEFES, SON HUMANOS

 

Con mucha frecuencia, leemos y pretendemos que las personas que ostentan el cargo de “jefes” y “jefas” sean el modelo perfecto de estabilidad mental, liderazgo, que tomen decisiones infalibles, que sean como un almíbar con los suyos e implacables con proveedores y competidores

Se esperan tantas cosas, que los seres humanos normales, raramente son todo el tiempo. Se les exige a personas normales, convertirse en budas, mientras el resto se mantiene en su cómoda humanidad, libre de estas exigencias, ¡los y las jefes son humanos!

De acuerdo a la definición:

El jefe es la cabeza de una organización. Se trata de una persona que se encuentra en el puesto superior de una jerarquía y que tiene las facultades necesarias para mandar a sus subordinados. (DEFINICION.DE, s.f.)

Y es que no me malinterpreten, no estoy diciendo que se tengan que aguantar energúmenos, arbitrarios, violentos, ni nada que se le parezca. Pero si pido algo de comprensión en la dimensión humana y personal a esos seres, que haciendo lo mejor que pueden, no son perfectos.

Las y los jefes, en general, han sido objeto de duras críticas, cortesía de algunos que personifican la viva imagen de un ser tiránico, despiadado, carente de todo sentido de empatía; pero aterrizando a la realidad, no todos son así, sin embargo, a todos se les quiere encasillar … ni que decir, juzgar, porque les han repetido que quienes ostentan posiciones de jefes o directivos, deben ser una especia de buda empresarial.

No estaría de más, recordar que esas personas son como tú y como yo, seres de carne y hueso, con emociones que a veces saben o no manejar; que tienen una vida personal, familiar; que son padres, amigos, hermanos, pareja.

Que también, como tú, pasan por situaciones difíciles en su vida fuera del ámbito laboral.

Que llegan a trabajar sin haber dormido, por atender un familiar enfermo, una emergencia, por sentirse mal.

Quieren tirar la toalla, de vez en cuando, igual que todos, porque como a todos, de vez en vez les gana la desesperanza

Sienten cansancio, hambre, frustración, miedo; batallan con traumas; con corazones rotos

Cargan sobre sus espaldas responsabilidades; también tienen sueños que, en vez de acercarse, se alejan

También quieren ser escuchados por respeto y no por obligación

Les encantaría no ser el blanco de tantas críticas malintencionadas, de chismes. Porque en la vida laboral, como en el deporte: todos parecen saber más y como hacerlo mejor, que aquellos que están jugando; porque desde la comodidad de la crítica todos somos expertos.

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